Marc, el último terricola: La furia de Dackhara by Alejandro Arnaldos

Marc, el último terricola: La furia de Dackhara by Alejandro Arnaldos

autor:Alejandro Arnaldos
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia ficción
publicado: 2015-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 6

Agazapada tras una roca negra, Gretch observó con atención el movimiento de los dos hombres que, vestidos ambos con trajes espaciales parecidos al suyo, pero del color marrón característico del ejército dackhariano, y armados con unos pesados fusiles de plasma, les buscaban entre la nube de humo que había cubierto la zona tan de repente. En Dackhara, el adiestramiento en técnicas militares básicas era considerado vital dentro del sistema educativo, y por ese motivo no le costó identificar a ambos individuos como unos simples patrulleros.

Tal y como había supuesto, el denso humo y los gases tóxicos que cubrían el cielo de la vieja Tierra habían logrado protegerles de una detección más precisa por su parte, y por ese motivo tuvieron que enviar patrullas a la superficie para encontrarles.

Semejante interés en la persecución levantaba terribles sospechas en Gretch sobre el destino que debieron correr los ocupantes de la base marciana, pero eso también significaba que su tío no llevaba allí demasiado tiempo, o de lo contrario, a esas alturas alguien habría advertido que la base científica no emitía señal alguna. Por el mismo motivo, su tío no podía pretender quedarse mucho más en el sistema. Alguien acabaría acudiendo tras echar de menos a los habitantes de marte.

Sin duda alguna, su presencia en la Tierra era tan sólo temporal… lo que no lograba comprender era qué podían estar haciendo en un planeta muerto, que no ofrecía nada de nada, ni siquiera una fuente de alimento u oxígeno para abastecer al «Leviatán».

Pero tampoco es que aquel misterio le importara demasiado. Lo único que Gretch quería era librarse de los dos patrulleros y ganar un poco de tiempo para que Rob pudiera al menos intentar reparar el motor de curvatura. Lanzarse a lo loco a la inmensidad del espacio, guiados tan sólo por las súplicas de Marc a través del casco neuronal, no les había traído nada bueno hasta el momento.

Por desgracia, ese plan podía venirse abajo en cualquier momento. Los dos patrulleros, si seguían el mismo rumbo que llevaban, se toparían de frente con la Calicó tarde o temprano. De hecho, el único motivo por el que no la habían visto todavía era que el humo la cubría.

Aguantó detrás de la roca, con el comunicador apagado para que no pudieran detectar ninguna señal suya, hasta que se ambos separaron lo suficiente como para empezar a verse borrosos entre ellos. Sabía que no serían tan estúpidos como para perderse de vista del todo, pero sólo necesitaba un instante de distracción para actuar.

Ese instante llegó cuando uno de ellos alcanzó la roca tras la que se escondía. En cuanto dio el primer paso para rodearla y se apartó de la vista del segundo, Gretch no dudó en activar sus propulsores y lanzarse a por él.

El patrullero ni siquiera la vio venir, no al menos hasta que fue demasiado tarde para reaccionar de manera adecuada, y ella le embistió con tanta violencia que le dejó sin resuello y le arrastró consigo lejos de la vista su compañero.



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